Alguna vez sobrepasé el nivel cero del mar… y ascendí por laderas escarpadas devorando caminos, mientras sobrevivía a aludes estratégicos… fui partícipe de la explosión floral de mayo, de la desnudez de las ramas y del blanquear de la tierra.
Alguna vez toqué la humedad de la atmósfera sintiendo bajo los pies el peso de la altura, en tanto acertaba el rayo de sol aún ajeno al mundo y bañaba mi cuerpo con la primera lluvia.
Alguna vez oí el crepitar de un rayo sobre las formadas aristas de mis sueños, desvaneciendo, de un golpe, lo geométrico, que había formulado en la escalada.
Ahora, entre el bullicio de la gente, camino entre el smog que me acompaña… y van llorando mis ojos sin consuelo… ya no por la ciudad, sino… porque no pueden ver el cielo.
Martha Jacqueline
Del Poemario: «De Estirpes y Credos»