Éramos como dos niños desvalidos
desorientando a las galaxias.
Ignorábamos, del limbo o de la luna,
el número exacto de habitantes.
Nos nacía la risa tan desnuda;
descubríamos la noche tan deprisa;
éramos tan niños que jugábamos
a verter las estrellas en un cubo
para luego repartirlas:
–Ésa es mía, tuya es ésa.
Eran las risas tan inmensas
como inmensas eran las estrellas.
La noche era como un jardín sin límites
donde vagábamos, libres de prejuicios.
Centauros desbocados cabalgando
–centauro uno del otro–
como serpientes enlazadas
que se buscan y se muerden.
Se terminó el juego y tú te fuiste.
Yo seguí buscando en las galaxias,
entre todas las estrellas, nuestra estrella.
Al fin, no fuiste
más que estrella fugaz de aquella noche
y dejaste el cielo oscuro con tu ausencia.
Pero entre todas las sombras de la noche
queda un aura con veneno de serpiente
y un resquemor dulce con sabor extraño
a boca, a labios, a besos inmaduros,
recién hechos.
Octavio Fernández Zotes.
lluvia en Abril o viento en Marzo,
y hay una música al fin del océano, sutil
brisa de mar, gaviota en lontananza;
me aferro a la tierra y me defiendo
de mí, del desencanto.
Me restan fuerzas aún para la risa
y su ingrata sincronía con el llanto;
porque a veces me asombra aún el milagro
de un sentimiento fugaz que me rebasa:
me dejo seducir, me abro al abrazo.
Dejo un lugar abierto al sobresalto
en la esperanza de una palabra nueva,
entera y verdadera que me diga
que, detrás del palimpsesto de la vida,
quedan rayos de sol sin trampantojos;
sigo y sigo buscando la palabra viva.
Me es imposible parar y pasar página.
Buscaré, cuando se esconda el sol y ya no alumbre,
una nueva luz que me descubra
el último y total significado
de la palabra lumbre, de la palabra casa.
Aunque pueda parecer que huyen
y se esconden
entre las cenizas y las sombras,
quiero hallar un único sentido
de la palabra casa, de la palabra lumbre.
Octavio Fernández Zotes.
Desentrañar, en el alfoz del tiempo,
…dejar que nos abrace y que nos bese el viento…
Buscarle rendijas al viento y a la noche