Hoy quiero hablarles de una novela que me ha parecido excelente y cuya lectura recomiendo a todos aquellos que aún no se hayan acercado a ella. Se trata de la novela de Javier Sierra: “El fuego invisible”, por la que obtuvo el Premio Planeta del 2017. Del autor ya había leído otra obra estupenda: “La cena secreta” y también: “La ruta prohibida y otros enigmas de la Historia”.
He de decir que escuché su nombre por primera vez por referencias de Manuel Carballal, director de la revista especializada en España: “El Ojo Crítico” (Cuadernos de investigación para investigadores de anomalías), quien hizo mención de su persona en la entrevista que tuve el placer de realizarle en nuestro otro blog: CódigoBetelgeuse.
Ustedes se preguntarán qué tiene que ver esto que hablo con un blog dedicado a los Ovnis, ocultismo etc…, pero si son pacientes se los explicaré. Resulta ser que Javier Sierra es periodista, escritor e investigador, pero también ufólogo, de hecho, creo que es el primer ufólogo que se alza con un Premio Planeta. Y es que dicen que “nació en Teruel, un 11 de agosto… el mismo día en que llegaron los dioses según las crónicas precolombinas. Y el premio Planeta es solo el desenlace de una andadura que se inició en la ciudad de los amantes, cuando apenas levantaba un palmo del suelo”.
Cabe destacar, además, que es el primer escritor español que ha entrado en el Top Tende la lista de los más vendidos de Estados Unidos, elaborada por The New York Times. Lo consiguió en marzo del 2006 con su obra The Secret Supper, La Cena Secreta, alcanzando el número 6. Esta novela se ha editado en 42 países y lleva vendidos más de tres millones de ejemplares, colocando al escritor como el segundo escritor español contemporáneo más traducido, tras Carlos Ruiz Zafón (45) y por delante de Juan Gómez Jurado (41). Varias productoras estadounidenses se han mostrado interesadas en llevar la novela al cine.
Sea como sea pienso que la obra: “El fuego invisible” es digna merecedora del Planeta. Bueno, no me ando más por las ramas y les dejo una especie de reseña sobre la misma:
David Salas es irlandés, el profesor de Lingüística más joven del Trinity College y se ha doctorado cum laude con una tesis sobre Parménides, cuenta con un currículo impresionante y proviene de una familia acomodada. Pero, al parecer, todo esto no es suficiente para estar satisfecho con su vida. Un viernes, a las puertas de las vacaciones de verano, Susan Peacock, su jefa más inmediata y la docente más respetada del claustro, le hace una propuesta. Dicha oferta consistía en que David viajara a España para localizar a un coleccionista que estaba dispuesto a deshacerse de un Primus calamus de Juan Caramuel en excelente estado de conservación. En un principio, David se resistió a la invitación, pero luego pensó que, en su obsesión por abrirse un hueco en el olimpo de los catedráticos, había dejado de lado cuando se embarcó en su tesis doctoral, todo lo que había sido antes: deportes, aventuras, amigos etc. A fuerza de mucho convencerlo, Susan Peacock le entrega un billete de avión acompañado de una reserva en un hotel de lujo que le enviaba su madre para que de esta forma “recordara sus raíces”.
Así, sin nada que perder, David Salas embarca rumbo a Madrid. Una vez llegado allí, en la recepción del Hotel, le dejan una nota fijando un encuentro. En la cafetería lo esperaba una misteriosa joven, que venía de parte de Victoria Goodman, una reconocida escritora, ahijada de su difunto abuelo. A través de ella, Lady Goodman le extiende una invitación para que vaya a visitarla. Según le dice la joven, llamada Paula Esteve, la escritora es una mujer bastante hermética, que no acostumbra a tales ofrecimientos y que no acepta un no por respuesta. Como señuelo para atraer su interés Paula le muestra a David una ficha con inscripciones con tinta envejecida que había pertenecido a su abuelo y le comenta que doña Victoria tenía más en su poder. Cuando Paula se marcha, según percibe David, ahuyentada por lo que parecía ser “un hombre de negro”, él acepta para sí mismo la invitación con la esperanza de volver a verla.
Esa invitación dará un giro de 180 grados a la vida de David, cuando la escritora le pide que se una temporalmente a su Academia llamada la Montaña Artificial, proyecto basado en las antiguas escuelas de misterios. Luego David comprenderá que Lady Victoria llevaba años intentando escribir la novela de su vida: una obra que aclare ciertos enigmas sobre el grial, sobre la capacidad de ver lo invisible, de acercarse a lo que no existe para la mayoría y preguntar por ello hasta conseguir que aflore ante los ojos de todos; y, que las nuevas promociones, los nuevos alumnos de la Academia, brillantes en otras disciplinas, Doña Victoria los veía como a Parsival: jóvenes de corazón puro, capaces de preguntar por lo absurdo, por lo que nadie ve.
En fin, me ha parecido una novela extraordinaria, para aquellos que buscan la iluminación interior, para los que tienen que enfrentarse a los daimones que luchan por robar nuestra creatividad, para los amantes de los enigmas y misterios históricos.
Es una obra que recomiendo de todo corazón y, ya para terminar, cierro con broche de oro: las palabras que le dice su abuelo a David Salas cuando él era un niño:
“La visión es como ese caldero mágico de los antiguos cuentos de este país que se llena por sí mismo y es capaz de colmar tu apetito y tus deseos durante toda la vida. Sólo tienes que encontrarlo y asegurarte de que nadie te lo robe. Cuando lo hagas, ése será el grial personal que te alimentará siempre”.
Martha Jacqueline Iglesias Herrera