Pero si vuelvo a tener savia en las manos
tal vez no sepa entender el dolor del que estuvieron hechas,
y aunque supiera creer… creer en cuántos!… creer en cómo!…
el tiempo parece jugar con mi ceguera,
pero si vuelvo a soplarme el polvo de los ojos
quizá no tenga razones suficientes para ver la vida,
y aunque las tenga o sostenga un bravo empeño de luces y razones,
quizá los ojos se ausenten tras la sombra que los hizo plomo de agua
y ya no tengan la altura suficiente para comprender tu vuelo y…
entender qué!… vivir por cuánto!…
pero si vuelvo a tener savia en las manos y a soplarme el polvo de los ojos,
tal vez no comprendas nunca que te quise,
porque te vuelvo a querer en cada ausencia
y en las pisadas difusas que un poeta puso al rastro de sus dudas,
y aunque no vuelva a creer habré creído por siempre…
y siempre y nunca no se mueren…
Pintura de Trisha Lambi