Nunca entendí el extraño rostro de su máscara, quizá… por un momento, tampoco él comprendiera la libertad negadora de la mía. Pero unas luces nuevas bañaban el asfalto, apenas… lo suficiente, para contrarrestar las duras sombras entretejidas en aquella ínsula del mar Caribe. Ambos estábamos sentados en tronos diferentes, gradas enfrentadas en aceras opuestas y
Antes de nosotros, otros fueron. Crecimos el abrazo hacia dentro, hasta contener el asombro de mirarnos. Una línea imaginaria, quizá, un horizonte, blandía sobre nuestras cabezas la danza de otras formas. Solo el misterio del reflejo conectaba el más allá con nuestra sombra terrenal. Luego la nada. Gasté las vías de aquel lejano sueño,
Hombre… que nunca llegas tarde, eres luz suave, invasora quietud. Tus ojos están hechos de cuántas bendiciones necesarias; por ti refundo mi sonrisa, me haces mejor mujer creciéndome desde el fondo de mi misma. Tan solo por oírte lo acallaría todo, aunque fuese un instante, para que tu palabra sea la voz donde despierte y
No me abandones hoy. Mira que es viernes aquí en el calendario, ese que cuelga al inverso como la letra del ahorcado, el que no miro siquiera, aunque reclame, aunque me olvide el tiempo de…. No sabernos –jamás- será la clave para intentar buscarnos o accidentarnos en el camino de la mujer apresurada que
En mi agujero todo tengo. Desde la losa ajedrezada que alberga la multitud de huellas, hasta el claro del bosque más recóndito, donde los musgos se apoderan de la piedra como mi necesidad se ciñe de las cosas. Pero el amor es pájaro con ansiedad de trecho largo, cobijo de horizonte. Se posa tibio
¿Quién provocará oleajes en mi sangre, navegará contracorriente y llegará a la patria de mi corazón? ¿Quién vivirá en mí como la muerte y morirá resucitando en mí la vida? ¿Quién morderá el sudor del amor y romperá mis límites sentándose en el trono de mi carne? ¿Quién crecerá mis ganas de vivir y escribirá
Alguna vez sobrepasé el nivel cero del mar… y ascendí por laderas escarpadas devorando caminos, mientras sobrevivía a aludes estratégicos… fui partícipe de la explosión floral de mayo, de la desnudez de las ramas y del blanquear de la tierra. Alguna vez toqué la humedad de la atmósfera sintiendo bajo los pies el peso de
Aún ahora, que el mundo se estrella en el destiempo… que el pasado me devuelve «ayeres» batallados en propia oscuridad, excelsos de la luz que nunca vi, esgrafiados en tintes de odios secos… cierta marea calma me trae al vuelo la memoria (desde la última frase hueca de la historia) de esto que evita la
Finitud A fuerza de amanecer los ojos se me llenaron de diario. Ahora dentro de mí quedan las cosas y yo dejé de tenerme. ¿Cuándo pasé a ser la finitud para certeza del afuera? Ayer Lejano ayer, ignorante a este tránsito. Corto de aliento para costear el menudeo del sueño de mis amanecidas. Siempre su
Impulsemos las velas mientras tenemos luz. Ahora… que contamos con el favor de este viento azaroso y con la bendición de señales divinas. No hace falta ajustar el axiómetro de nuestro camino si el paso está marcado por las gracias y albricias. Mi intuición reposa al margen de un Itabo donde nuestros cuerpos se buscan