Edgar sonrió. ―Mi estimado Oliver Oliveira… apuesto a que en su vida nunca había visto algo así… ―dijo en un tono de satisfacción―. ¿Alguna idea de lo que puede ser? Me encogí de hombros, guiado por mi manifiesta ignorancia. ―Magam guarda muchos secretos, y este es uno de ellos. Eso que ve no es otra