Milo se viró hacia donde estaba su superior. Habían ocupado una mesa en una cafetería del centro, en Almovar, capital de Naturia. Iba a hablar, cuando la camarera lo interrumpió. La joven traía una bandeja con las dos tazas de café con crema de cacao que habían ordenado. Siempre se acomodaban en el reservado, ubicado en una terraza desde donde se observaba una magnífica vista de la costa. Algunos veleros navegaban sobre un mar en calma.

—¿Qué es eso tan importante que tenías que informarme? —preguntó Blaze en su idioma de origen.

—Ha sido abierta una ventana tele predictiva hace unas horas en Olmos Nieto, un pueblo ubicado al sur… —respondió Milo con la preocupación reflejada en el rostro.

Blaze frunció el ceño.

—¿Quién ha incumplido el reglamento? —preguntó el jefe de la Congregación Thelímedes.

—Ha sido Gael.

—Lo supuse. ¿Fue por causa de la humana? —indagó Blaze tomando un poco de café.

—Sí, señor.

—¿Qué le ha mostrado?

—La tragedia que ocurrirá en el poblado de Costa Alfil producto del tornado —respondió Milo—. ¿Cómo procederemos?

—Si la chica habla pondrá en riesgo nuestra posición. En un principio no le creerán, pero luego que el desastre ocurra, ocupará el centro de atención y le darán un nuevo seguimiento. —Blaze se quedó mirando hacia el horizonte—. ¿Qué tiene esa humana de especial? ¿Has revisado su línea de futuro temporal?

—Sí, señor. Aún no sabemos por qué ha sido elegida por la organización de «Los Padrelábaros» para un experimento llevado a cabo por científicos vinculados al ejército. Esta mañana ha sufrido una «abducción militar» cuyos responsables al final del día seremos nosotros. La han fecundado, sin su consentimiento, para que conciba nonillizos que les serán extraídos a los tres meses de gestación. Una vez que esto ocurra, estos bebés continuarán su desarrollo de forma artificial e inducida… serán llamados niños ALGOL, con capacidades especiales de percepción extrasensorial.

Blaze cogió el tele holoespasma que le extendió Milo, donde observó lo ocurrido con Paula Meyer hacía unas horas en los laboratorios subterráneos de la Pirámide Truncada.

—Creo que Gael tiene razón en intervenir esta vez, señor —dijo Milo pensativo.

—Yo también lo creo, pero nuestro acuerdo fue mantener aquí en la Tierra un perfil lo más bajo posible para supervisar el tercer portal que pretende abrir la «Élite Falcón». Ese es nuestro principal objetivo y no debemos desviarnos del mismo. Está en juego el equilibrio y la supervivencia de ambos mundos.

Milo apagó la proyección del tele holoespasma.

—Gael no se detendrá, estoy seguro —dijo el jefe de la Congregación Thelímedes—. Creo que siente por esa chica lo que los humanos llaman «atracción». Ahora tendremos que darle un seguimiento a ella. Donde se encuentre la joven Meyer, estará él. Es un modo que tendremos de monitorear a los dos. Si intervengo y se lo impido, no estará concentrado en su misión. Y su papel es decisivo para llevar a buen término nuestros planes de acción y propósito de vigilancia.

Milo hizo un gesto de afirmación y preguntó:

—¿Cómo procedo entonces?

—Solo encárgate de poner parches donde él cree agujeros. Y mantenme informado de cada paso que dé. Yo tengo muchos asuntos que atender, no puedo darle un seguimiento personalizado.
—Entendido, señor.

MARTHA JACQUELINE IGLESIAS HERRERA (2023)