Te llevaste mi libertad de ser… el intento del sueño en la entrecalle, el gesto de fragua, de volcán, que ceniza el motivo consumado; partiste… con mi bostezo a punto de nacer, con el cansancio de sabernos tanto; hiciste: de mi duda una verdad, de la espera la crueldad
Cárcel de mayores… ¿Qué hubo brother? Tira el jolongo por ahí y acomódate… que esto, es pa’ largo. Yo soy Santana, Carlos Santana. ¡Hombre que no es broma! Pero sin líos man, que la superestrella y yo, lo único que tenemos en común, aparte del nombre, es la guitarra. Mira, a ver cómo te explico.
No fue ligera la tierra de este siglo sobre nuestras cabezas, por más que soñáramos manotearle la suerte lanzándose a morir en cada una de sus puertas. Todo pasó con la fugacidad de un parpadeo apenas. Y aún hoy cierta señal del tiempo que pudo ser feliz, acude a socorrer la idea de alguna vendimia
Todo parece tan real. De repente padeces de ciudad y te encuentras faltándole a tus pasos. Te calza el abandono. Si pudieras desflorar las sombras que silencian las luces fondeadas por los años. Pero mata el afuera que te vive porque hay oleadas que son definitivas cuando habitas abajo. Rayas los días en troncos secos
Te cuento, querida amiga, que nada cambió tan pronto como sugiere el recuerdo, sólo es que el recuerdo viene a besarnos los ojos sin disculpas, sin razones, viene y nos trae el sentido de esas noches suspendidas en el tiempo que hacen un ayer inmenso en un parpadeo apenas, y vuelven a desnudarnos ante un
Alguna vez sobrepasé el nivel cero del mar… y ascendí por laderas escarpadas devorando caminos, mientras sobrevivía a aludes estratégicos… fui partícipe de la explosión floral de mayo, de la desnudez de las ramas y del blanquear de la tierra. Alguna vez toqué la humedad de la atmósfera sintiendo bajo los pies el peso de
Niebla y luz. Nueva dupla. Orgiástica en escena. Lujuria elemental. Dueño: de la cruz y la tierra. Casual hallazgo disfrazado. Istakar. Metamorfosis del ave. Frente a la cruz… gestos de ciega. Dessiré D’ Angelo Del Poemario: «Garras de sumisa».
La luz no es suficiente ni alcanzan las palabras me llamarán ingenua volando el gris de otras ausencias, y recogeré el polvo como quien reúne una quimera. La noche no será la noche mi voz ya no será mi voz. (Sobre mi techo un rayo espanta las siluetas) Ya no existo… me llamarán ingenua, la
Hace unos meses recibí un regalo de un amigo muy especial: Alberto Cicerón Coronel. He de decir que nos conocimos hace un año en las redes sociales y desde entonces no hemos dejado de hablar casi a diario. Alberto es de esas personas que iluminan tu vida… pues con su respeto y forma de ser,
Hoy quiero hablarles de la primera novela que leo del escritor: Darío Vilas. Este es un autor del que supe a través del blog: Mentecreativa, de nuestro querido amigo Víctor Morata Cortado. Es una novela de la que disfruté mucho su lectura pues su autor pulsa un quid dramático, un tono y un criterio de