Como un fantasma a tu lado camino yo… a escondidas, te protejo del mundo cuando no hay nadie más y si viras la cara y me miran tus ojos soy tan tonto que tiemblo cuando nada verás. Yo protejo tus pasos, soy amigo del viento de la lluvia y las cosas que aún están por
Bajo el duro afiche que da sentido a esta hora contemplo el rostro de los bailadores. Manos distintas se mueven en el aire.Se mueve una voz, muchachas pegadas al sudory las guitarras que una estrella acerca por su luz. Fascinados en esa alucinación giramos libremente;sin miedo y sin otra voluntad que estar vivos,así giramos, todos
En mi balcón yace la certeza de un instante, estás ahí -detenido- bajo una luz distinta, y pareces real -tan vivo- que casi me atrevo a decir que entre esta nada y el recuerdo llenas mi soledad. Helen Juliet Del Poemario: Minuet en la soledad
No cruces esa puerta. Detrás, iluminando, solo hallarás aquella que te nace cuando enciendes el fósforo de algún viejo deseo que obedece a la orden primordial de tus abismos. El humo no es la llama. Se te abrirán las vistas que hacen la suerte inválidapara habitar el templo donde la cama es tibia, amorosos los
Saldré a los brillos, los de la luna en el ripio, los del rocío en el pasto, la noche larga que amaina su calamidad queriendo, saldré como quien no tuvo el contrapunto del miedo para quedarse esperando, como un racimo de historias besando los algarrobos, saldré cantando, queriendo, siguiendo tu aroma fresco entre perfumes sin
Allí gozó de su espíritu y de su soledad y durante diez años no se cansó de hacerlo… Así habló Zaratustra—Nietzsche. Partir lejos del ruido. Hacia el signo del monje. Donde la tierra se hace seno y raja el horizonte. Irse de uno mismo abandonando lo ilusorio de la forma. Fugarse de la carne inexistente
Pero si vuelvo a tener savia en las manos tal vez no sepa entender el dolor del que estuvieron hechas, y aunque supiera creer… creer en cuántos!… creer en cómo!… el tiempo parece jugar con mi ceguera, pero si vuelvo a soplarme el polvo de los ojos quizá no tenga razones suficientes para ver la
Era buena señal el intento del sueño en la entrecalle. El murmullo de hojas, secas, azotando los pasos de la espera. Aullidos desprendidos del ramaje, olor a viento, a flores perdidas, fantasmales. Era buena señal hasta que vi que la lluvia era otra cosa, y me vi sola, sentada en un banco aquella tarde.
Una noche partíamos almendras en la calle G. Eran más de las 12 y tú y aquella saya de flores blancas parecían la eternidad. Yo me detuve un momento a contemplar la luz y el paso de los autos por La Habana de 1982. Todo resultaba tan sencillo. El viejo mar bendito frente a
No tengo nada. Sólo el amor de una muchacha y mis párpados abiertos. Así puedo correr sobre la hierba húmeda y punzante. Sabiendo que a esa certeza llamarán locura. https://www.facebook.com/moralesedel