En tu cuerpo me enseñaste la raza del fuegoy en tu alma, divina, la esencia del amoren tus ojos la ruta que ha trazado el destinoy en tu piel, esa biblia, que aprendió el corazón.Como hoguera celeste me incendia tu salivaque dicta el padrenuestro en códigos de ardory yo soy la manzana en tu árbol
Soleada tarde de septiembre. Les envío un gran abrazo y les comparto unos versos de mi poemario en proceso de escritura: «Me alumbras como alumbran ciertas cosas ocultassilencios, en voz viva, que son fuego al amar…y en mi vida eres canto, pero canto rebeldeque retumba en la Tierra, en el aire, en el mar». Martha