MERIBA

“Ciertamente, visto desde afuera, enfundado en sus ropas de hombre, cualquiera podría confundirlo con un simple mortal que calza zapatos salpicados de barro. Pero Él era un golpazo al deslustro de los días, una dentellada al germen solitario y hostil de la insatisfacción, una bocanada radiante con que absorber el mundo”. Martha Jacqueline Iglesias Herrera

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