Walter Palau se quedó en silencio por unos minutos. Una bandada de pájaros cruzó el cielo despejado. La brisa del norte trajo el aroma del mar. El anciano cerró los ojos y aspiró fuerte.

―Pronto los del sur saldrán a las calles clamando por la libertad. Las multitudes se enajenan cuando se piensan siervos y sus actos derivan en barbarie mientras luchan por sus causas. El presidente Nathan Cáceres no podrá contener esta revuelta. Se enfrentarán entre ellos y, cuando al fin ostentemos el poder… los convertiremos en esclavos de esa libertad que tanto anhelan ―dijo Palau esbozando una sonrisa―. Las masas necesitan una mano férrea que las domine, de lo contrario sobreviene el libertinaje y la holgazanería. Debemos restituirles la devoción hacia una voluntad divina o superior. Con los Dispositivos PT haremos bajar a Dios, a los ángeles o a los extraterrestres del mismísimo cielo. Todo será al gusto de los elegidos. 

―Bien pensado. 

Walter Palau le puso una mano sobre el hombro a Josué Trento y dijo:

―La riqueza, el sexo, el poder, la fama… son deseos pasajeros que no colman el gran vacío interior del ser humano. Luego de que son alcanzados, los ojos se desvían hacia otra meta más elevada. Lo cierto es que solo las respuestas a preguntas como: ¿quién soy?, ¿de dónde vengo?, ¿cuál es mi misión en el universo?… pueden trazar el camino hacia la verdadera satisfacción del alma. Por eso le daremos un propósito a sus destinos.

―La fe mueve montañas, ¿verdad, señor?

―Así mismo, Trentino. Estando dentro de la cabeza de los individuos podremos manejar sus creencias a nuestra propia voluntad, y una vez conseguido, harán lo que sea necesario hasta morir por ellas. Al populacho no le importa quién esté en el poder mientras cuenten con un provecho material que conforte sus existencias. Atormentados por sus vidas de miseria y necesidad, cada vez piensan menos en lo que deben pensar. Pero nosotros los guiaremos. Seremos ese faro en medio de la noche ―dijo el anciano en actitud contemplativa mientras miraba el horizonte―. Desde el invento de la pólvora hasta la bomba atómica, el proceso de la guerra ha transformado el contexto bélico en un campo de una gran variabilidad de armas, ingenios y equipos. En nuestras manos estaba el modo de hallar esas herramientas que destruirían los sistemas de mando y de control táctico de los enemigos, para buscar la excelencia y la supremacía en el área de la investigación militar. Y lo hemos conseguido, Trentino, ¡y de qué manera!

MARTHA JACQUELINE IGLESIAS HERRERA

FRAGMENTO DE NOVELA EN PROCESO DE ESCRITURA.