Daría la piel, el juicio, el verso, el dolor… daría al sabor por una fruta con sabor…si al menos supiera el precio de la muertedaría la vida por eso que vale más que la muerte,si vos supieras… no quedan largas fronteras, ni cortas, después de un beso,sólo la extensión inanimada del polvo que nos define
Distantes como el secreto de una señal anunciadapor el trigo que los difuntos siegan más allá de los camposabismados en el estigma de murallas de hierro… cercanos como las cenizas de la perpetuación que dictan al pie de los oráculosel trazado de un espacio no revelado a lo que nacerá otra vezen el seno de
(«Nunca he tocado nada de lo que tú eres. Estás como una idea en un instante puro. Si nunca has existido entonces eres posible… porque la realidad es muerte viva» -🖋 CIRLOT) Si pudieras verme…si al menos con el deseo pudiera tocar tu cuerpo,si fueras beso y yo labio…si el tiempo me diera vida para
Amor… soy hombre de camino. Cuando la noche abre su mirada me vuelvo tuyo, enamorado, loco… me hago pedido de tu alma y toco tu cuerpo de mujer. Cuando late el corazón, amargo, pruebo tu beso mientras me enamora cada resquicio que tiene tu boca que me sabe a miel, y con
Detrás… el cielo del mundo es una raya en la palma del tiempo que se lee sobre el pecho de la eternidad. El viento florece en las espigas. Vistamos la penumbra de sencillo, la voz de lo profundo, en el umbral. Distantes como el secreto de una señal anunciada por el trigo que los difuntos
Compañera… amo la parte de mí que tú habitas sosteniendo mi canto con tu voz. Quiero vivir amando la hermosura que me florece interminable en las profundas líneas de tus manos. Paloma mía… mi mundo está hambriento de tu risa y tus ojos verdes son lo único que tengo para barrer lo oscuro de
Fue sagrada la lluvia que limpió de tierra los tristes huesos de los muertos, simple barro, manojo de albardillas que florecen murmurando la canción que levanta la brisa de los inconmovibles labios del follaje. Y aunque no importe llover y aunque nos duelan los muertos… aquí te espero, aunque mi alma se haga muro que
¿Y si el espacio que media entre tu sueño y el mío fuera el milagro de un beso? Nazco hijo de tu sangre y por tu sangre me quedo… brotando dulce… despacio… niño, hombre, tuyo, viejo. Desde tus ojos me veo mirándote la sonrisa, a dos suspiros tus labios, en un mañana el recuerdo. Me
Era ella esposa de la distancia y los sustentos. Era una ausencia cómplice en el umbral de los días. Cautiva de sus miedos de lirios y margaritas blancas sembró las pulsaciones quebradas de sus lunas. Era él la savia intraducible de la costumbre. Traía un sueño sin nombre a cuestas un velero escorado
Virgilio nuestro de cada verso, testifica los nervios y la sangre, los tercos sudores de las almas sepultadas bajo los alaridos de la miseria. Luego palpa estos huesos azorados; di si son ciertos, si una fuga, si dos espejos valdrían el desabrigo de una muerte. Testifica esa grave penitencia de la voz para que las