(…) No espero más de la vida ni -por nombrar- de la muerte que el filo de mi perfume que corta la pretensión de los vivos y me bendice la suerte, me basta el aliento dulce de mi boca pa’ iluminarte las noches y consagrarte el camino con la ilusión que te bordo con los
Shtjefën, me invocas… y tu voz se oye próxima, inmediata, limítrofe, urgente… como si con su melodía me fuera besando el pensamiento. Me atestigua ante ti: una sombra, un aroma, un vestigio, el eco de unos pasos… la esencia que me habita que no es de este mundo. (Pero eso ya lo sabes). A
Bienvenida… la espera se hizo larga en este cruce de sueño sin fronteras, mi supervivencia era apenas migajas de tu mirada… muerte sencilla, instinto básico, del pájaro que se hizo ausencia sin viento para sus alas. Bienvenida… todo se queda en tus manos, mi herencia de luz y sombra que testifican los años, la desnudez
Yo asisto cada día a la alianza que fraguan mis labios en el altar de tu sonrisa. Yo develo lo oculto del espejo calzándome la huella de tu vuelo en el viento, ese vuelo impulsado por el soplo de mi aliento en las calles de esta vida. Tu caricia en el brasero de mi
(El-Kebrîtu-l-áhmar) Te sigo paso a paso… quiero estar vivo, rehacer a partir de tu aroma el aire en que me nombras. Quiero que me oigas… romper la llave del error con que abrimos las sombras; amar todas las caras de tu júbilo en un idioma sin fronteras, desasido del cielo que se volvió distancia en un
«A ti te hiere aquel que quiso hacerme daño y el golpe de veneno contra mí dirigido como una red pasa por mis trabajos y en ti deja una mancha de óxido y desvelo. No quiero ver, amor, en la luna florida de tu frente cruzar el odio que me acecha. No quiero que
Hay en tus ojos la terrible desnudez del cuerpo que me incluye, un amor interior que solamente se interroga con la contemplación que llevo en el desatino de mirarte… mujer amada, hilandera de la lluvia doliente que saluda en mí a través de la nostalgia: ¿hay acaso otra forma de asomarse a un misterio que
No quiero despertar en otro sueño, maldito de llorar en otro sueño, perdido de las sombras que han gritado, ajeno a aquellas borras que han marcado a mi porrón… desnudo supe andar por tu mirada… no quiero andar en cueros por la nada, creyendo que, quizá, ha cambiado el viento, creyéndome vivir en
“¡Busco a Dios!, ¡Busco a Dios!”… El Loco-La Gaya Scienza- Nietzsche. Convertí mi vida en ruta tras una amanecida como Samsa. Yo fui el que prendió la luz a mediodía. El que corrió desgañitado como loco al percatarse que anochecía más de prisa y que llevábamos los restos de Dios entre las manos. También alcé
Qué importa si algún día llegaras a olvidarmesi llevo tu nombre palpitando en mis venasqué importa que mi amor no pudiera alcanzartesi del cielo nunca ha caído una estrella. Qué importa que la vida se empeñe en separarnossi nunca he de olvidar aquella vez primeraen que me hiciste tuya sin temor al pecadode ver arder