Tengo un pecado maduro, casi fiero,desnudándome el cuerpo… mi guerrero,con un vicio de fuego milenario. Tengo tu boca mordiéndome la carne,rozándome -de sur a norte- la locura,tengo un gusto en la piel que sabe a amarte,que se quedó prendido en mi cintura. Tengo tu nombre clavado en la gargantay un beso que de lejos me
Qué importa que nos cierren las puertas,que confundan las huellas, que nos truequen los años…nada podrá impedir que yo abra ventanas y sonrisasen un halo de luna que ilumina tus ojos…en un breve contacto. Nada impedirá que yo venga de lejosy mi voz se haga hilo en tu sueño,por demás, esperado… si el fuego de
Por estos momentos que estamos viviendomis mejores años -sin pensar- te entrego,si algún día me faltas, no temo perderlos,pues estar a tu lado es lo que deseo. Pasarás por mi vida como un sueño imposibleque inesperadamente un día se volvió realidad,pasarás sin saber que sin querer te quisemás de lo que alguna vez pude imaginar.
Yo te saqué un boleto a mi locurafirmado con el nombre de un deseo,y pensando en ti me desconciertoy se me hace lección fácil la ternura. Martha Jacqueline Iglesias HerreraDEL POEMARIO: «DESNUDA COMO EVA» (2020) POEMA ILUSTRADO CON LA OBRA DE LA PINTORA POLACA: LIDIA WYLANGOWSKA.
(Fragmento) ―¿Cómo ha podido saber con antelación lo que ocurriría? ―preguntó Katherine Meyer asombrada e impactada aún con las noticias―. ¿Por qué está aquí? ¿Hay otros como usted? Gael se quedó pensativo, observándola. ―Provengo de un planeta llamado Thelímedes. Es liderado por la Congregación del mismo nombre, a la cual pertenezco. En un tiempo lejano
Quisiste darme una ciudad,la constancia del aireen ese atardecer pletórico en gorriones,la raíz del perfume que tiende el peregrinocomo un puente con vistas hacia el mar. Sí, quisiste darme una ciudadcon las puertas abiertas al vuelo de ese ángelque habita en mis patios interiores,creciéndome de sombras en todo mediodía,con murallas que no hicieran temblar al
Ya no muero de muerte, ya no muero. Muero de un poco yo,de un poco tú, y tanto fuego…de mis palabras sucias de amor en el deseo,de este recato de monja que apenas me perdurade abrazar esa noche cuando dices «mi luna»y de mirar pasar la vida que nos queda. Muero de todo eso que
Lo imposible, sí, lo imposible… algo que se parece al relieve de tu rostro brillando en el cielo de mi soledad, apenas una inextinguible sombra en la marcha del acontecer que se escapa por las fracturas del alma o el reverso de un escenario que se divide y multiplica en la obra más excelsa de
Cuando en el suelo aún no se dibujan sombras,y quedan vestigios de humedad en los árboles,amo el andar por ti… mi Habana. Es que en ese instante tan efímerodonde vas despertando poco a pocoy tu entumido cuerpo que reposava entreabriendo sus párpados cerradoses cuando aspiro y hueles a esos siglosde suave aroma y resplandor innato.
Ustedes dejaron mis ojos para ver… y yo les dije adiós pensando que un día volverían y ahora soy la otra realidad el alarmismo del pasado la aldaba para llamar a los recuerdos. Ya no soy la de antes aquí quedé representando un apellido llevando flores a la tumba de nuestros muertos ambicionando un descendiente