Tienes el soplo del invierno.
Cuando vienes mío a esta hechura, que es casa,
siempre me dejas un poco de tu frío.
De esquinas inasibles está hecho tu cuerpo,
hombre de octubre en sol
que yo he llamado enero.
Es verdad, no te niego
que me crecen espinas en la sangre
de un árbol de dolor que ha parido mi vientre,
pero tú te pareces al color de mi carne
cuando tu beso azul lo vuelas por mi frente.
Entonces…
las espinas se convierten en rosas,
y los aguijones se descubren celestes
cuando te vuelves poeta, amor, para endulzarme,
con la miel de ese verso que a mí me supo a miércoles.
Es verdad que te quiero, que soy sola y callada,
que llevo el gusto de tu boca tatuado en aquel beso,
pero tengo mi cielo de bruja en la mirada
para estrenar prodigios al borde de tu cuerpo.
Tienes el soplo del invierno.
En verdad te quiero, te juro que no miento.
Cuando vienes mío la sed la sacio en gotas
bebiendo de esa agua que nos llueve por dentro.
MARTHA JACQUELINE IGLESIAS HERRERA
DEL POEMARIO: «DECIR LA NOCHE» (2018)