Nada se repite exactamente igual…
y esta noche que nos llega de lejos
nítidamente iluminada por un cuarto de luna
podría semejarse en su esencia, a otras noches.
Tal vez sea este aire cálido avanzadas las horas
que huele a arena húmeda
a palmeras,
a sal,
a trópico.
O quizás sea el noctambulismo de los astros
en su andar por su existir celeste.
Podría ser acaso la feliz coincidencia
de repetirnos en su entorno:
abrazados… tendidos nuestros cuerpos a la orilla del mar
sobre unas hojas de palma recién cortadas por el filo del viento,
al lado de esta hoguera que hace juego a la luna
y con fragmentos de algas vistiendo todo mi cuerpo… perdido,
a la deriva de la forma hexagonal de este deseo
que acaricia,
estruja,
ansía,
aprieta,
palpa,
muerde… cada trozo de noche tan enorme en sí misma,
que en su esencia, podría semejarse a otras noches,
más tiene algo distinto…
quizás sea esta lluvia, la repentina lluvia,
que al arrastrar las algas dejó mi piel desnuda.
Nada se repite exactamente igual.
Martha Jacqueline Iglesias Herrera
DEL POEMARIO: «DE ESTIRPES Y CREDOS» (2004)