Te llevaste mi libertad de ser…
el intento del sueño en la entrecalle,
el gesto de fragua,
de volcán,
que ceniza el motivo consumado;
partiste…
con mi bostezo a punto de nacer,
con el cansancio de sabernos tanto;
hiciste:
de mi duda una verdad,
de la espera
la crueldad del regocijo,
y de toda —yo—
apenas —otra estrella—
jugándose el oficio de alumbrar
tu noche inalcanzable.
Helen Juliet Daisaku