(Fragmento)

―¿Cómo ha podido saber con antelación lo que ocurriría? ―preguntó Katherine Meyer asombrada e impactada aún con las noticias―. ¿Por qué está aquí? ¿Hay otros como usted?

Gael se quedó pensativo, observándola.

―Provengo de un planeta llamado Thelímedes. Es liderado por la Congregación del mismo nombre, a la cual pertenezco. En un tiempo lejano tuvimos una cruenta guerra donde algunos thelimedeños se rebelaron contra las normas establecidas y, en castigo, fueron despojados de las habilidades que les permitían manipular la materia, el espacio y el tiempo, lo que les vetó el poder de acceder a otras dimensiones. Algunos se refugiaron en la clandestinidad y desde ahí continuaron su lucha. ―Gael hizo una pausa y se sentó a su lado―. Los estatutos de Thelímedes tienen prohibido intervenir en los asuntos internos de otros planetas, solo podemos desarrollar una actitud pasiva, como observadores, salvo que ocurra un peligro inminente que atente contra la integridad de ambos mundos. Sin embargo, los rebeldes pasaron a formar un grupo denominado “La Segregación”, y pretenden, una vez perdidos sus privilegios en su lugar de origen, la conquista y el dominio de otros territorios, incluida la Tierra. De algún modo que ahora no puedo decirle, algunos lograron burlar las restricciones impuestas y se encuentran camuflados entre los humanos. Los miembros de la Congregación estamos aquí para impedir sus objetivos…

―Es increíble todo lo que me cuenta, pero… ―comentó Katherine al tiempo que Gael le ponía su dedo índice sobre los labios. Al sentir su piel extremadamente fría, Meyer se estremeció, pero, como la primera vez, un estado de paz la embargó.

Gael la miró detenidamente. Luego puso su mano a dos palmos del vientre de la joven y una luz de una tonalidad verde azulada lo iluminó. Meyer sintió una oleada de calor y un leve mareo. Iba a preguntar qué había sido eso, pero no lo creyó necesario. De alguna forma inexplicable, confiaba en él.

―Por el momento, no puedo contarle más. Le advierto que le esperan días difíciles… pero no se preocupe, la ayudaré. Continúe con su vida normal, iremos rectificando los sucesos en la misma medida que ocurran ―dijo Gael caminando hacia la puerta.

―¿Por qué lo hace? ¿Por qué me ayuda? ―preguntó Katherine con temor a que desapareciera de pronto.

―¿Y por qué no? ―sonrió él.

Meyer iba a decir algo más, pero la imagen de Gael se desvaneció ante sus ojos.

Martha Jacqueline Iglesias Herrera

«PROYECTO ALGOL VS LOS MAGOS DE LA TORMENTA».
(NOVELA EN PROCESO DE ESCRITURA- 2024)